(Entrevista publicada en Círculo de la Historia número 128, mayo de 2007).
¿En qué lugar de Rosario naciste?
Litto Nebbia (Félix Francisco Nebbia) 21 de julio de 1948, 6 de la mañana en la maternidad Marti (creo…).
¿Cómo te iniciaste en la música?
Soy hijo único de padres músicos. Mi madre Martha integró la primer Orquesta de Tango de Mujeres en Rosario, año 1945. Orquesta Típica de Señoritas Los Colonos. Mi padre fue el primer cantor melódico del país y estrenó muchos de estos boleros mexicanos que ahora son clásicos en la voz de Luis Miguel. Muchos de estos compositores venían de gira a Rosario y algunos eran amigos de mis viejos. Por ejemplo Agustín Lara, que me tenía en brazos, Alfonso Ortiz Tirado, José Mojica y así... Así es que de pequeño tenía gran oído y condiciones para la música.
A los 4 años entonaba el tema central de algunas bandas sonoras de Dimitri Tiomkin. A los 12 o 13 años comencé con la guitarra a intentar componer canciones, luego empecé a tocar bajo eléctrico y luego el piano…
¿Cómo fue tu llegada de Rosario a Buenos Aires? ¿Cómo la viviste? ¿Recordás tus primeros días en la ciudad?
Llegué a mis 16 años y era como si hubiera arribado a New York. Esa era la sensación de venir del interior a la Capital para ese tiempo. Todo se sentía como inabordable. Nunca pensamos que tiempo después todo el mundo copiaría no solo la música, nuestra facha, ropa y hasta los pensamientos, de alguna manera. Fue un notable cambio generacional.
¿Recordás cuál fue tu primera canción?
Hubo unas cuantas primeras de mis 11 años. En la película DVD de Los Gatos Salvajes Reunión 2005, cuento un poco eso... Una se llamaba La diosa del amor otra Adiós mi amor y otra ¿Por qué mi amor? La tenía con el amor. Pero para mi no eran canciones de amor. Eran de protesta (risas).
¿Qué músicos y bandas escuchabas en los años sesenta?
Lo mejor del rock inglés. Además de los Beatles y Stones, el Merseybeat en puro. The Kinks, Manfred Mann, The Animals, The Hollies, The Who, The Zombies y así... Pero también Piazzolla, Gerry Mulligan (banda sonora de La que no quería morir con Susan Hayward), Chico Hamilton (banda sonora de Sweet smells of success con Burt Lancaster y Tony Curtis) y por supuesto Miles Davis, John Coltrane, Ray Charles, Dave Brubeck, Take five y todo eso.
El tango ni lo menciono porque vivía en la ciudad por esa época. Mi viejo llegó a cantar con la Orquesta de Miguel Caló...
¿Qué hitos o momentos marcarías en la historia del rock nacional?
Pensaría el momento en que Dios nos eligió como destino, para que fuéramos el primer grupo que se le ocurrió escribir sus cancioncitas en idioma propio. En muchos países hispanoparlantes argumentan ser los primeros... Entendámonos. Estamos hablando de crear una canción en castellano que tenga una tonada con ropaje de tu idiosincrasia. Y eso fue Los Gatos Salvajes en Rosario en 1964 y su disco grabado y publicado en 1965, hoy por suerte publicado también en Europa y en Estados Unidos. Para coleccionistas.
Sabemos que te gusta mucho el cine. ¿Qué influencia ha tenido sobre tu música?
La influencia del cine en mi música, es en realidad para con mi vida en general. Para mi la vida es como un film, sólo hay que saber hacer un buen montaje de los sucesos. A todos nos pasan de alguna manera a través de la vida las mismas cosas.
Pero hay vidas y vidas. Porque hay films y films. También hay que saber sonorizar la vida. Y es muy importante el comienzo. Y saber llegar a un buen final. Toda una película, ¿no?
Si querés oír la anécdota divertida de todo esto: cuando tenía 7 u 8 años jugaba como cualquier niño a los «cowboys» con otros chicos. A veces cuando algún indio me «mataba»….yo iba cayendo, y mientras tarareaba la música dramática del film… cuando el vaquero está muriendo y se escucha «chan… chan… nachan… achannn…».
¿Cuándo y por qué surge en vos la idea de crear Melopea?
Tuve un reflejo intuitivo, creer que el futuro del arte va a existir en la medida que los artistas participen de la producción… ¿independiente se le llama? OK. Muchos quisieron entender que independiente es alguien que es un ogro y no quiere estar con nadie y quiere destruir a las multinacionales… otros creyeron que te transformaste en empresario, otros te ven como a un mecenas. Otros más malitos, dijeron que yo era un «vivo» que me quería quedar con todo el arte de este país: todos esos que pensaron o dijeron esas barbaridades, son justamente la gente que ha destrozado el arte en esta tierra. Uno sencillamente tiene una compañía independiente, porque el arte necesita independencia, libertad... Si estas pautas pudieran existir en forma natural, compartidas con la gente del business, en buena hora.
¿Cómo definirías a Melopea?
Es un espacio dedicado a rescatar lo que consideramos aportes valiosos musicales, que pensamos deben quedar registrados para la historia. El catálogo está totalmente mezclado con mi discografía personal y todo lo que se me ocurra donde pueda sentirme bien musicalmente. Hay músicos que de no existir Melopea no hubieran grabado ni en su propia reencarnación. La creación del sello tiene el humilde objetivo de que otro se atreva a realizarlo.
Desde Melopea comprobamos en los últimos casi 20 años, que un disco puede tener impresa sus letras y toda la ficha técnica y nadie pierde dinero por eso. También que publicar a alguien que hace música «rara», no nos lleva a la ruina económica. Que el tango se busca y se vende en las tiendas de disco, que el nuevo flamenco tiene su espacio y es fuerte...
¿Qué opinás del rock en la actualidad?
El rock se ha transformado en otra música de consumo fácil, ansiosa de meter el hit inmediatamente en el mercado y toda esa mierda... Así no era. Ni lo nuestro del inicio, ni lo de afuera...
La mejor música ya se escribió. Solo hay que recordarla, respetarla y partir desde ahí hacia el futuro. Por supuesto que hay muy buena música por todo el mundo, pero no la encontrarás en los grandes medios.
¿Qué tipo de música escuchás más? ¿Por qué?
Sigo escuchando mucho a los que escuché por primera vez a mis 20 años: Brian Wilson, Laura Nyro, Burt Bacharach, Traffic, Joao Gilberto, Piazzolla, Jobim, Milton Nascimento, Ray Charles, Nina Simone, Miles Davis y John Coltrane... pero esto es solo un infinitésima parte de los que escucho y conozco.
También escucho todo lo nuevo. Lógicamente lo nuevo interesante. Lo que suena original. Y en ese sentido soy muy amplio. Escucho música de todo el mundo: jazz, Brasil, flamenco, blues, tango de todas las épocas. Y world music… del Mar Caspio, de Kazajstán, la República de Moldavia.
¿A que creés que se debe la popularidad que alcanzaron muchos de tus temas? ¿Hay algún elemento inherente en ellos a la popularidad? ¿Cómo definirías la popularidad?
Uno tiene la suerte y el destino de escribir cosas que finalmente le pasan a casi todo el mundo en el transcurso de la vida, y hacerlo en menos de 3 minutos que dura un tema. Esta suerte de ángel, te aproxima a una cantidad enorme de gente que no conocés pero sienten que te conocen, la identificación, y ese boomerang es lo más divino que le puede pasar como compositor de canciones a uno. Todos los días de mi vida por cualquier lugar que ando, se me acerca alguien a saludarme y decirme que le pasó tal o cual cosa con una canción mía, siempre claro dentro del aspecto emocional, vivencial.
En mi caso personal, creo que soy conocido por la larga trayectoria que tengo, pero no soy lo que se llama un famoso, soy más que nada prestigioso.
¿Qué recuerdos tenés de Pappo y Oscar Moro?
De Moro tengo el recuerdo tierno de una persona humilde, franca, noble. Íbamos en Rosario al mismo colegio en segundo grado. Un músico excepcional. Intuitivo, con una fuerza increíble, sin perder jamás el carácter grupal de la cosa. Y esto habla de su grandeza.
De Pappo tengo el recuerdo de un gran guitarrista soleador. Excesivamente fanático de la guitarra. Fuimos compañeros de grupo durante poco más de un año cuando lo llamé para integrar Los Gatos de aquella época, 1969.
¿Qué circunstancias, te parece, llevaron a que surgiera el rock en castellano en Argentina antes que en otros lugares?
Creo que todo el mayor antecedente lo encontrás en el tango aquí. ¿Dónde viste una música así? Con divinos arreglos, grandes músicos solistas, buenos letristas, sabios melodistas, excepcionales cantores (y cancionistas), orquestas a pleno, el bandoneón… y encima se baila.
No hay otra música popular tan completa en el mundo. Y podemos discutir esto con quien quieras (en otra oportunidad, claro). Las letras de tango, son la crónica diaria de la lucha del hombre en la adversidad de la gran ciudad. Y el rock argentino, de alguna manera, es su pequeño hijo, que lucha por desarrollarse, por crecer…
¿Cuál te parece ha sido tu aporte principal dentro de ese grupo de creadores de rock en castellano?
No sería objetivo para describirlo y además me incomodaría muchísimo.
En tu carrera como músico has abierto las fronteras del rock hacia otras músicas, como el folklore o el tango ¿Cómo surge en vos esa necesidad de ampliar horizontes?
Es como veo la vida. El universo es uno, la música también. Cambian los lenguajes, los idiomas, los instrumentos, todo debido a la idiosincrasia de cada lugar. Pero las músicas folklóricas de cada lugar son casi idénticas, porque hablan de cuando empezó todo... Los seres humanos también somos idénticos. Nos diferencian las costumbres, la educación, la historia de cada lugar.
Cuando me he arrimado al folklore, jamás lo hice pensando que soy un gaucho. Y con el tango lo mismo. En una palabra, no soy ortodoxo, no soy rígido, mucho menos con el arte, la música... La música es como el alma, como la mujer, la tierra... De allí surge esa necesidad, porque de allí salimos todos.
¿Te gusta la historia? ¿Cómo te parece nos han contado la historia en nuestro país?
La han contado y la siguen contando bajo el concepto de esa lúcida frase de Eva Perón que recoge nuestra canción con Eduardo Mignona: «Si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia, la verdadera historia. Quien quiera oír, que oiga».
¿Nos podrías dar una opinión breve (definición) sobre los siguientes personajes de nuestra historia? Moreno, San Martín, Rivadavia, Rosas, Sarmiento, Yrigoyen, Perón, Eva Perón, Che Guevara, Videla...
Lógicamente tengo una idea un poco más formada de los que han existido dentro de mi generación.
A Evita y Perón, los tengo metidos desde pequeño por transmisión familiar. Mi madre quería mucho a Eva y me contaba todo lo que ella hacía por la gente. Ya cuando adolescente, compruebo políticamente la personalidad de esta pareja, y hasta el día de hoy aparecen como la única gente que se hayan preocupado por este país, desde la dirigencia política.
El Che, lógicamente, es un personaje que marca a nuestra generación por su idealismo, y esto por supuesto va más allá de cualquier clase de partidismo.
Videla es casi actual, en su protagonismo por la caída y locura de este hermoso país.
Del resto... entiendo que San Martín termina como tantos argentinos que tienen un proyecto que los diferencia: el exilio.
Yrigoyen es la imagen de cuando había todavía una raza de políticos con dignidad, estuvieras de acuerdo o no con ellos. Pero luego todo entra en una versión que no terminás de dilucidar nunca. Hace falta un buen revisionismo.
Cuando estuve exiliado en México de 1978 a fines del ’81, entre muchas cosas que aprendí, encontré unos libros de revisión histórica muy buenos que han hecho. Estos libros que son una narración crítica increíble de como sucedió la colonización hecha por los españoles al Imperio Azteca. Nos deja ver que un montón de militares o soldados que en la escuela nos enseñaban como héroes, realmente eran unos asesinos, en nombre de la civilización, claro…
¿Te parece que existe una relación estrecha y particular entre el Gran Buenos Aires y el rock argentino?
La relación estrecha y particular entre los ciudadanos y el rock argentino existe en cualquier lugar sin límite de zona o frontera. Existe por una identificación emocional y también te diría del pensamiento. Rosario ha sido y es un lugar de mucho arte, lleno de músicos. Sin embargo, las canciones que han salido de allí, históricamente forman parte del alma de los argentinos, sean de provincia de Buenos Aires, Salta, o Santiago del Estero.
Esa cosa la tenemos los argentinos. A veces no nos damos cuenta todos, qué tenemos de argentinos... ja ja...
No hay comentarios:
Publicar un comentario